Hasta el Madelman surfista que tenía de niño hubiera torcido los morros viendo las olitas que rompían en la orilla («vaya kk de olas»). Unos pequeños rastros de espuma cubrían los 3 metros escasos que iban desde la rompiente a la arena en el perímetro de un un aceitoso mar atacado por la mosca tse-tse. Transcurría indolente el fin de semana previo al 8º Festival de Surf Clásico El Pasillo en la playa de Sopelana (atención no confundirse, este es el 8º y no el 7º).
«Tranquilos» – decía Javi Barquin – «que la predicción en internet es que viene borrasca y olas de metro y medio, por lo menos»
Y la gente le sonreía con simpatía, o bien movidos por la esperanza, o por las expectativas, o por desidia, o por enseñar los dientes de pura rabia… cada cual tiene sus motivos. Pero, a la hora de la verdad, el 9 de Junio de 2012, día del festival las rayas que se acercaban desde el horizonte confirmaban, y algunas superaban con creces, las previsiones del optimista y siempre activo Javi. Metro y medio sostenido con series de entre 5 y 6 olas (y sin exagerar, entró alguna serie en la manga tercera o cuarta de alrededor de 8 olones seguidos que dispersó a los participantes como hojas al viento), con potencia, algunas de ellas cerronas, con izquierdas rápidas y verticales y derechas que terminaban en las rocas que separan el pasillo del aparcamiento… probablemente las condiciones de mar más potentes que hemos tenido desde que el festival anual se comenzó a celebrar en 2005.
Si bien el programa se ha mantenido en las mismas líneas generales de otros años, en esta ocasión hubo cambio de formato en el campeonato, con mangas más largas y con más participantes (45 minutos) pensadas para que la gente se diera no más de un par de baños, en lugar de los tres o cuatro de otras ediciones, lo cual puede llegar a ser extenuante. Como es de esperar con cualquier cambio, hubo quien estuvo de acuerdo y quien prefería el formato antiguo. En términos objetivos, es decir, si atendemos a los resultados, no se apreció mucha diferencia: siguen ganando los mismos de siempre y los premios de consolación se reparten entre los menos torpes (Ojo, que esto no es una crítica ¿eh? es solo la descripción de una realidad; personalmente pienso que lo lógico es que ganen los que mejor hacen surf así que, en mi opinión, ambas modalidades de campeonato hacen justicia a esa idea).
Este año no nos han permitido poner los coches en la playa. Bueno, en realidad NUNCA nos lo habían permitido pero por una sencilla razón: que tampoco habíamos pedido permiso. Y así, año tras año la cosa se había quedado en un vacío administrativo del que nadie quiso sacar partido; la policía municipal no ejecutó acciones punitivas y el club encantado con sacar el desfile de antiguallas. Desgraciadamente, el organismo competente (no sé si es la Dipu u otro) se ha dado cuenta de la jugada y este año decidió cubrir ese vacío tan entrañable para nosotros, prohibiéndonos poner las cafeteras junto a la carpa de los jueces. ¿Por qué lo ha hecho? Qui lo sa!! Los coches no hacen daño a nadie y están controlados por el club pero en un mundo donde la Normativa ya tiene carácter de dogma religioso es mejor no hacer preguntas y buscar la manera en la que el año que viene solicitaremos el permiso para que sí nos permitan poner los coches. Hecha la ley, hecha la trampa.
Toño volvió a pegarse la pechada de preparar la cena y este año acompañó los tradicionales choricillos y txistorra con un generoso arroz con mojojones. Y no hubo necesidad de amontonarse porque para todos hubo, gracias a la cantidad que preparó, cifrada en dos (2) paelleras de la repera. Es de justicia consignar que el arroz no le quedó tan bueno como otros años (otro maldito dato objetivo respaldado por la no menos maldita opinión popular) pero el cronista no puede menos que alabar la disposición de este sorprendente cocinero improvisado que año tras año nos rescata de la inanición. Además, quizá sea por la estricta educación recibida o quizá por que me moría de hambre tras los baños del día pero repetí arroz hasta dos veces.
Entrega de premios habitual, con el Presi a la cabeza, quien empezó declamando un bonito panegírico en loa de Douglas, invitado especial de esta edición, y a quien se entregó una foto recuperada de ya lejanos tiempos mostrando a un Douglas a mitad de una bajada espectacular en Mundaka.
De los 24 viejos que se presentaron en total, los siguientes han merecido mención especial por mor de sus habilidades (o bien de la falta de habilidades de los demás, según se mire):
1er puesto : Pitor
2º puesto : Cherra
3er puesto : Alfredo Solana
Cuchara de palo: Borlas
Tenedor de palo: Iñigo
Espátula de palo: Pablo
Y para cerrar el playero día, el concierto apalabrado con el grupo de Rafa Aspiunza, a la sazón llamado «Hey Mr. Neken», se balanceaba sobre la tela de una araña, igual que los elefantes de la canción, ante el riesgo de electrocución casi segura en caso de tocar bajo la lluvia que caía pertinaz con la sola intención de fastidiarnos el fin de fiesta. Y como veían que no se caía fueron a llamar a las puertas del bar por si acaso era posible tener el concierto a cubierto. Por H o por B no hubo consenso y, no siendo posible tocar ni fuera ni dentro, aquí acabó el festival de este año del Señor de 2012.
En términos estrictos, aquí debiera acabar la crónica del festival pero creo que es justo mencionar qué pasó DESPUES de lo comentado en el párrafo anterior, ya que estuvo motivado por el propio festival. Partamos de la premisa de que los músicos deben prepararse muy a conciencia durante semanas antes de poder dar un concierto. Hay que elegir el repertorio y practicarlo una y otra vez hasta que salga perfecto. Eso genera una actitud mental que sencillamente no puede aceptar que a falta de unas horas para el concierto, éste se suspenda sin una razón muy poderosa. Por ello, grandes músicos han llegado a dar sus conciertos en las condiciones más miserables tan solo por descargar la tensión psicológica acumulada durante los ensayos (quien haya agarrado alguna vez una guitarra en público sabe a qué me refiero). Pues bien, desechando la opción de volverse a casa a ver la tele un sábado tan prometedor, los chicos de «Hey Mr. Neken» tiraron de sus contactos y lograron que el bar Bamboo del Alto de Goierri les permitiera tocar en su local, y allá se fueron montando todo sobre la marcha para empezar a las 22:30, con muy poquito retraso sobre el horario original. Todo un ejemplo de entrega al arte, teniendo en cuenta que además lo hicieron sin cobrar absolutamente nada. Desgraciadamente, el cambio de local hizo que la mayoría de los asistentes al festival se desanimaran de ir hasta el Bamboo y tan solo unos pocos Pasilleros nos encontramos allí para disfrutar del apoteósico conciertazo que nos regalaron. Una pena, en serio, porque «Hey Mr. Neken» es un grupo de calidad muy superior a lo que nuestro club podría permitirse contratar y perder la oportunidad de tenerles tocando para nosotros es algo que debiéramos meditar con más cuidado.
volviendo a la crónica y resumiendo: otro año, otro festival, otro éxito. Las tradiciones están más consolidadas que nunca: el Presi sigue siendo el bastión, corazón, alma y músculos del club, los Vilas siguen ganando, Pablo sigue descultivando su luenga barba y Germantxu apareció con una chica nueva. Gracias especiales a los que han tomado el relevo, sobre todo a Javi Barquín y a Alfonso Escudero (quien por cierto ha diseñado el cartel de este año) por su excelente contribución. El primer año nos preguntábamos cuánto duraríamos, ya podemos responder que como mínimo ocho años… que sean ocho y ocho, ¡¡dieciséis!!.
Germantxu, Junio 2012
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